Desnuda

Él es habitual de un pub cercano cuando su tiempo, su trabajo y su bolsillo se lo permiten. En una de sus visitas de rigor, por la noche, estaba tomando su habitual cerveza fría sin vaso. La gente iba llegando como terapia a los malos momentos del día. Corría el vino y los licores. Unos conversaban. Otros jugaban a las cartas.
No puedo olvidarme de decir que el bar tiene una camarera de esas que quita el hipo a unos y levanta la moral a otros.
Bien, las bebidas caldearon el ambiente y a uno de los presentes, -Javier me juro que no fue él-, se le ocurrió apostar con la camarera cuanta ropa era capaz de quitarse encima de la barra del bar. Ella, que además de guapa, es muy echada para adelante le echó leña al fuego. Y el ambiente se calentó más y subió de tono, gracias a que otros estaban interesados también por la apuesta.
Las copas se vaciaban cada vez con más rapidez, porque ya sabéis que son recurso para encontrar el valor perdido. Y así iba pasando la noche. Al final la camarera aceptó el reto si la acompañaba en el streptease el que se lo propuso. Cerraron el bar. Se subieron a la barra medio en broma y empezaron a bailar y a sacarse prendas ante los vítores de los presentes.
Y la noche fue sonada.
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