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Corazón

La playa...

La playa... La arena de la playa acariciaba suavemente sus pies, jugueteaba con las olas y su mirada se perdía allá dónde el horizonte se junta con el mar. Volteo y vio las huellas que iba dejando en algunos sitios las olas las habían borrado pero otras tantas estaban remarcadas.

Así son las huellas que nos van dejando desde nuestra niñez los rostros de las personas, los rasgos de escritura que se fijan en nuestra memoria y recordamos con cariño o tristeza. Soy un caminante errante a quien la vida le muestra un laberinto con muchas entradas que no sé si tengan salida y en momentos no sé cual elegir. Lo que realmente es cierto es que cuándo algo me gusta exploro y camino lentamente hasta perderme en la búsqueda de lo que deseo no importa el resultado.

Así como hoy de vez en cuando me gusta voltear mi vista y ver las huellas que voy dejando. Sí unas son pequeñas, otras son grandes y otras se las ha llevado el mar. Pero unas serán suficientes para que la vida sepa que estuve allí.

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